Rompió, solo y en proceso de ejecución hipotecaria en su pequeña empresa, el horticultor Earl Stone, de 90 años, trabaja como mensajero de drogas para un cartel mexicano. Su rápido éxito lleva al dinero fácil y también a un envío más grande que rápidamente atrae el interés del representante de la DEA, Colin Bates.